Hacía semanas que planeaba con mi amigo Tureno una escapada para resarcirme de un montón de disgustos varios ¡y vaya si lo he conseguido!
Y por supuesto, deseábamos vernos en persona después de un año de conversaciones por e-mail, que no han sido pocas precisamente.
No hay nada como los amigos, siempre están ahí animándote dentro de sus posibilidades, haciéndote sonreír y reír.
Primero no estaba muy dispuesta a darme el palizón del viaje la verdad, porque andaba muy decaída, pero mi amigo me convenció con su aprecio constante, así como mis otros dos amigos y socios de blogs,
Periódico y
ANMA. También
Bucan me deseó buen viaje cuando se lo comuniqué en privado.
Esta es otra, estuve a punto de publicar el domingo pasado contando que me iba en mis 'Cosas de domingo', pero recordé a tiempo que no tienes que "anunciar" que vas a estar fuera durante unos días y menos yo, habiendo tal cantidad de gente "nada amiga" que sabe mi domicilio exacto.
(Todas las fotos se agrandan pinchando encima)
Tureno y yo en la Fontana de Trevi del Parque Europa, un sitio precioso que alberga los mejores monumentos europeos. Es imposible recorrerlo en un solo día pero me di por satisfecha con lo visto.
En realidad, Tureno, que trabaja enfrente, dijo no haberlo visto todo aún.
Llegué a Madrid el lunes a mediodía, pero al no ser festivo quedamos para el día siguiente.
Me dediqué a pasear por la zona que es muy buena y muy bien comunicada.
En la calle de Enmedio (comercial) encontré esta bonita escultura de tres caballos al galope sobre el agua, semental, potrillo y yegua.
Los globos que se reflejan por todas partes son como el del extremo superior derecho, decoración navideña preciosa.
Al ser mi cámara automática salió así...
El martes esperaba en la terraza de la cafetería de al lado del hostal a que viniera a buscarme con su familia para ir al Parque Europa, pero una calamidad doméstica le hizo retrasarse. Yo paciente, no tenía ninguna prisa, allí estaba, con mi cervecita y mis pitillos (ya era mediodía), cuando se me acerca una chica con el móvil pegado a la oreja, hablando por él y me pregunta si soy Teresa. ¡Atiza!, pensé, ¿aquí también me conocen?
Es que en L'Hospitalet sí, salgo a la calle y me conoce mucha gente que yo a ellos no. Cosas de ese partido de cuyo nombre no quiero acordarme.
Asentí bastante asombrada. Entonces me dijo que era la mujer de Tureno, venía a buscarme porque los niños aún no estaban listos y nos reuniríamos con ellos más adelante. Era para no hacerme esperar más, que mi amigo estaba preocupado. Nos fuimos las dos, charlando por los codos sin habernos visto nunca ni tampoco conocernos de Internet.
En la entrada al Parque está la Puerta de Alcalá.
En la foto, Tureno me mira con el carrito de juguete de la niña y su mujer va delante empujando el cochecito. El niño andaba detrás mío pedaleando tranquilamente su triciclo.
Fue un largo paseo, pero muy agradable. Nos sentábamos a menudo en un banco, así que no me cansé.
El Puente de Londres. Luego lo cruzamos y al otro lado, Monaliza nos hizo esta foto frente a la Torre de Belém de Lisboa:
Fotografié la Torre Eiffel, pero no está en mi cámara. Debí borrarla por equivocación.
También está la Puerta de Sol, pero ya tengo varias fotos de la original, de mi anterior viaje a Madrid y claro, no tiene comparación.
De ahí fuimos a tomar un aperitivo y Martín de cuatro años, se hizo dueño de la tortilla de patatas, je je je... Eso sí, la compartió conmigo. Cogía un taco de tortilla, lo partía por la mitad, me ofrecía una y la otra se la zampaba. Nadie más probó la tortilla, ¡juas!
Luego a comer a su casa donde Kira, la cocker spaniel me recibió alborozada. Bueno... eso después de que Tureno la bajase, porque primero sólo veía la puerta, ¡menudo ciclón!
Y el gato. Tienen un gato de "huesped", propiedad de un amigo y estuvo muy interesado en mi persona, olisqueando los rastros de los míos.
Un día estupendo, como los demás.
Omito las fotos de la fiesta del cumple de Martín al día siguiente porque a su padre no le parece bien, pero fue muy animada. Conocí a la madre y la hermana de Tureno, así como a las amigas y amigos, padres de los niños asistentes. Todos muy agradables y amables.
La siguiente foto es del miércoles a mediodía, en que comí en la terraza de un restaurante de la Plaza Mayor, allí al lado, al final de la calle donde están los caballos. No era festivo y Tureno y su mujer trabajaban, pero ello no fue obstáculo para que me lo pasara bien, pues en dicha plaza está instalada la Ciudad de los Sueños y disfruté mucho paseando y haciendo fotos.
La fritada de pescado estaba deliciosa, pero tuve que dejar la mitad porque era demasiado para mí sola.
Al día siguiente quedamos Tureno y yo con los niños ahí y compartimos la fritada, uniéndose Monaliza cuando terminó de trabajar. Esta vez no quedó nada y nos satisfizo a todos.
A continuación pongo unas fotos de la plaza, unas de día y otras nocturnas, tomadas en días distintos, poquito a poco.
A mí estas cosas me encantan, disfruto como una niña.
El Nacimiento junto a la puerta de la iglesia.
Las figuras tienen movimiento, como muchos de los piratas que pongo a continuación.
Hay muchas más figuras, tanto de piratas como otras, pero es imposible ponerlas todas.
El carrusel de aspecto antiguo tiene su especial encanto.
Allí nada da una nota discordante, los empleados de las paradas van disfrazados de pajes o de hebreos, te sumerjes en un mundo de fantasía maravilloso, sintiéndote un espectador privilegiado.
Como digo, mis fotos no reflejan más que la mitad del contenido. Hay dos trenecitos, uno dentro del recinto de las setas y otro fuera, por la plaza, más cinco ponis que pasean a los niños por ella.
Las sirenas no me gustaron. Son maniquíes de moda y desentonan allí con sus miradas y actitudes provocativas y duras. No hice fotos.
La fachada de la iglesia al caer la tarde.
A esta bella hebrea le compré una buena porción de tarta de manzana. Me la puso en una caja de cartón, la metí en la maleta... y al llegar a casa, ¡la mitad estaba espachurrada! Claro, en el aeropuerto tratan el equipaje a patadas y yo ya llevaba bastante peso en mano como para cargar con más bultos, ¡uf!
Pero es igual, está deliciosa y la parte entera es para mi hija, que le encanta.
Esta se estaba desperezando cuando le eché el ojo. Le dije que posáse para la foto y sólo se le ocurrió sonreír. La pillé descolocada, je je je...
A esta simpática paje le compré un chorizo del montón de la derecha que previamente me dió a probar. Delicioso.
Aceptó la foto como todos, son muy amables.
Este árbol está en el centro de la plaza y la foto lo desmerece porque en la realidad impacta, es precioso.
Algunas fotos nocturnas han salido mejor que otras, qué se le va a hacer.
Este árbol está junto al hostal donde me alojé, en la avenida Constitución.
Toda la población está decorada de maravilla. Como le comenté a Tureno el último día, cuando vino a despedirse y me acompañó a la plaza para adquirir un recuerdo para mis hijos, nada que ver con Barcelona y las estupideces vanguardistas de esa panda de gilis catalanufos que no lo hacen más mal y feo porque se ve que no se han entrenado lo suficiente.
Esto compré para mi hija Laura, mi hijo Àlvar y mi yerno Albert.
Cajas de madera personalizadas. Tampoco esperan nada porque Madrid no es Italia o Londres, pero bueno, señal de que me he acordado de ellos y sé que les gustarán esas cajas. Sé que tienen cosas que meter en ellas, je je je...
Las tres tienen esa figurita -distinta-, pasa que Tureno pidió que no la pegaran por meterlas en la maleta. ¡Todo ha llegado entero, bien envuelto en mi pijama!
¿Qué más decir? Que Tureno se desvivió por mí y me hizo la estancia muy agradable. Vuelvo con las pilas a tope, con una sonrisa de oreja a oreja.
No hay nada como los amigos, los que demuestran serlo realmente. "Tener un amigo es tener un tesoro" y yo los tengo, soy muy afortunada.