lunes, 27 de enero de 2014

Whatsapp

Este año esperaba de los Reyes Magos algo habitual y que me encanta, como libros, pelis o ropa, pero van y se descuelgan con un "juguetito" de nuestros tiempos:


¡Me tiene fríiiiita el cacharrito! Con lo feliz que estaba yo con el mío, la mitad de tamaño que este y la mar de fiel, que me avisaba al momento en cuanto llegaba un mensaje, además de vibrar, encendiéndose en la tapa un gran signo de interrogación, fácil de ver, mientras que este no me avisa de nada, tengo que apretar la tecla de conectado para ver si hay novedades y ya me estoy hartando porque supone estar constantemente pendiente de él.
¡Oh!, claro que puede sonar, pero esto a mí no me sirve de nada y lo primero que le pedí a mi hija fue que eliminase esta opción. Lo siguiente fue cuando, configurándolo, me pidió la contraseña de gmail. Se la di confiadamente, a ver de qué iba la cosa y... ¡horror! empezaron a llegarme correos de mi cuenta. "¡Niña, quita esto inmediatamente!" Recibo diariamente tropecientos correos y no me da la gana administrarlos desde este cacharro asqueroso

¡Señor! Cuando era niña y escribía la carta a los Reyes, solían dejarme alguna que otra sorpresa que no había pedido en mi carta, pero desde luego, nunca una cosa tan infernal como esta.
"Estás fuera de onda", me ha dicho alguien. Ya, ya... ¿Para qué quiero un cacharro con utilidades de ordenador si me agobia saltando la pantalla sin previo aviso y me mete cosas que no he pedido ni me interesan?
Whatsapp, palabra mágica. "Puedes chatear sin pagar". ¿Seguro? Nadie da duros a peseta, así que este servicio presuntamente gratuito tiene muy mala pinta. Tremendamente fatal.

1- Prefiero usar el ordenador, es mucho más cómodo, con una gran pantalla que no gira inopinadamente y te manda al carajo lo que estás redactando.
2- Las fotos, mal que bien, salen mucho mejor en mi cámara habitual, porque en este cacharro parece que fotografíes un cadáver.

Me pregunto por qué la gente está encantada con un aparatito que no sirve más que para el vicio de estar conectados constantemente, como drogadictos. Lo usan en cualquier parte y en cualquier momento. A mí me pone de los nervios un amigo que, estando conmigo, se saca el cacharro constantemente del bolsillo y dale que dale, dejándome con la palabra en la boca en plena conversación. ¿Dónde queda el más elemental sentido de la educación? 
Ya no existe, la gente está aborregada por la tecnología, están convencidos de que esto es normal y si haces un comentario, quejándote de que te dejen plantada en plena conversación, te miran como si estuviéses loca, como si fueras un ser de otro planeta.

Se vayan al carajo. Estoy por poner la tarjeta en el otro móvil y terminar con tantos problemas, lo único que me da el cacharro de las narices, ya que encima, recibo mensajes quejándose de que no respondo. ¡Si no he visto el aviso! ¡No hay! Al eliminar el sonido, esto no sirve para nada.y obviamente, que tenga sonido sólo servirá para que se entere la gente que tenga al lado, en el metro o una sala de espera, no yo.

Menudo "regalito", ¡por Tutatis! ¡Ah! y este año puse agua y pan seco en la galería, junto a mis zapatos. Aunque no tenga ya niños en casa, sigo la costumbre como si no hubiera dejado de ser niña, la ilusión ayuda a vivir. ¡Pues el año que viene que los camellos coman detergente!
Bueeenooo... no. ¿Qué culpa tienen los pobres animales? Je je je...



7 comentarios:

  1. A mi tampoco acaba de convencerme tanta tecnologia sin sentido JV

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    1. Ya, pero tú te compras los cacharritos voluntariamente y a mí me los regalan.

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  2. Yo a mis padres les he prohibido expresamente que me regalen un Smartphone, cosa que era importante que les dijera, porque la mujer de mi primo trabaja en Orange, y bueno, tenemos enchufe en el tema de los móviles.

    Yo tengo un Sony Ericsson de hace 4 años (creo), con el que estoy muy feliz. Lo tengo apagado casi todo el rato, y sólo lo enciendo cuando salgo fuera. Lo utilizo para llamar y que me llamen. Y no necesito más.

    Un ordenador es muchísimo mejor.

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    1. Este cacharrito es insoportable, te lo aseguro. Precisamente, hace un rato ha llegado mi hijo mientras yo le estaba respondiendo; al salir del metro me preguntaba si quería que me comprase algo antes de subir y nada, tres mensajes enviados, dos por whatsapp y uno en SMS y yo sin ver ninguno a pesar de tener el aparatito del demonio delante, hasta que le he dado al botoncito de conectar y ver, que es lo único que puedo hacer, mirar de vez en cuando. Como digo, nada más responder, aturullada por los tres mensajes, me encuentro al chico en casa, aplaudiendo con sorna. Ha tenido que volver a bajar a comprar, claro.

      Desde luego, con el móvil normal no pasaba esto, tal como lo cuento en la entrada. Agradezco el regalo, pero esto no es para mí, no me sirve para mis necesidades.
      Es para adictos, en Facebook veo que responden desde 'dispositivo móvil' y van y sueltan que ya mirarán tal publicación en casa, que desde el cacharro no pueden verla (enlaces, vídeos...) por no sé qué de megas o algo por el estilo. ¿Son tontos? Rotundamente sí. Están ansiosos por estar conectados perennemente, aunque no puedan enterarse y responden nada más que para decirlo, como si su presencia fuera imprescindible, inexcusable.

      ¡Ciberadictos!

      Oye, te pedi amistad hace tiempo y nada. ¿Ya no estás con la identidad que me dijiste?

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    2. Teresa, me suena haberte aceptado. De todas formas, si así no hubiera sido, mándame la invitación de nuevo.

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    3. No, no me has aceptado, lo sabría, te tendría entre mis contactos.
      Vale, lo volveré a hacer, pero espera, que tengo que buscar el nombrecito, que no me acuerdo, je je je...
      Luego lo busco.

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    4. luispi, no puedo volver a invitarte porque mi solicitud sigue constando como enviada y tú no la has aceptado.
      Te he dejado un privado allí, pero al no estar agregados te sale en la pestaña 'Otros'. Búscala, son mensajes que no aparecen a la vista. Arriba, en la misma pestaña de los privados, pincha allí.

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